La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. El 24 de enero de 2022 celebramos el 4º Día Internacional de la Educación, bajo el lema "Cambiar el rumbo, transformar la educación". Se celebra desde 2019 para resaltar el papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo. También sirve de plataforma para mostrar las transformaciones más importantes que hay que llevar a cabo, para hacer realidad el derecho fundamental de todos/as a ella, y para construir un futuro más sostenible, inclusivo y pacífico. Esta fecha se proclamó por la ONU con el objetivo de concienciar a todo el planeta de la importancia que tiene para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible: concretamente el Objetivo número 4 que habla de establecer una EDUCACIÓN DE CALIDAD.
Además se resalta con ello que la educación es clave para trazar el camino hacia una mayor justicia y sostenibilidad, y pone de manifiesto que se está desatendiendo a millones de niños, jóvenes y adultos (en la actualidad 262 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados), aumentando su exposición a la pobreza, la violencia y la explotación. La pandemia de la Covid 19 además ha venido a agravar esta crisis ya existente.
Ante estas realidades urge levantar nuestra voz, ya que, sin una educación de calidad, inclusiva y
equitativa para todos, y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la
vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo
de pobreza que deja rezagados a millones de niños y niñas, jóvenes y adultos.
Estamos ante un punto de inflexión: las profundas
desigualdades, un planeta dañado...etc. Nos debemos plantear el dilema de
Objetivos del Día Internacional de la Educación:
• Propiciar un debate sobre las fuerzas motrices esenciales para construir sistemas educativos más equitativos e inclusivos que aceleren el progreso hacia la consecución del ODS 4, sobre la base de las conclusiones del informe Los Futuros de la Educación de la UNESCO.
• Presentar las transformaciones que ya se han puesto en marcha, con potencial de ampliación para avanzar en la inclusión digital, las competencias y sensibilización ecológica y la igualdad de género.
• Movilizar la voluntad política para luchar contra las desigualdades flagrantes en el acceso y culminación de la educación en consonancia con el ODS 4.
• Poner de relieve la voluntad de los educandos en lo relativo a los cambios y las innovaciones que desean ver para que su educación se adapte más a los objetivos.
• Poner de relieve la voluntad de los docentes en lo relativo al futuro de su profesión, desde la integración de las tecnologías en la práctica docente hasta la orientación de la enseñanza y del aprendizaje en torno a las nuevas competencias y mentalidades para las personas y el planeta.
La educación, por tanto, ayuda a erradicar la pobreza y el hambre, contribuye a mejorar la salud, promueve la igualdad de género y puede reducir la desigualdad. En definitiva hace sociedades mucho mejores y más equitativas.
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