¿Cómo podemos ayudar a los niños y adolescentes a descansar mejor?

Muchas personas experimentan una mala noche ocasionalmente. Sin embargo, la incapacidad continuada para iniciar y/o mantener el sueño, así como la presencia de un despertar precoz, o sueño no reparador, afecta a la calidad de vida y puede ser un factor de riesgo de enfermedades y accidentes en adultos, y estar relacionado con malestar y fracaso escolar en niños y niñas. 


El tiempo que necesitamos dormir puede variar de una persona a otra, pero generalmente cambia a medida que envejecemos. Se sugiere que los niños (5-10 años) necesitan de 10 a 11 horas de sueño, los adolescentes (11-17 años) de 8 a 10 horas; los adultos, de 7 a 9 horas  y los mayores de 65 suelen dormir menos de siete.

A partir de los 11 o 12 años, los problemas del sueño crecen exponencialmente y se puede afirmar que 7 de cada 10 adultos van a experimentar problemas que afectan a la calidad del sueño a lo largo de la vida.


MEDIDAS DE HIGIENE DEL SUEÑO

No existe una receta única para solucionar los problemas de sueño;  lo primero es que la persona tome conciencia de que necesita dormir bien.


Habitos diurnos

  • Mantenga siempre una misma rutina. Lo más importante es que se levante siempre más o menos a la misma hora, incluyendo los fines de semana.
  • Realice actividad física durante el día, evitándolo por la noche (al menos 3 horas antes de ir a dormir), por su efecto estimulante. Aunque está comprobado que la luz artificial también hace funcionar el reloj biológico, es mejor  la natural.
  • Evite hacer siestas durante el día de más de 30 minutos.
  • Elimine o disminuya el consumo de sustancias que afectan al sueño, como el alcohol, la cafeína y la nicotina, sobre todo por la tarde y por la noche.
Condiciones que propician el sueño

  • Permanezca en la cama solamente el tiempo necesario. Reducir el tiempo de permanencia en la cama mejora el sueño. Al contrario, estar en la cama durante mucho tiempo puede producir un sueño más ligero y menos reparador.
  • Vaya a la cama solamente cuando tenga sueño. No se acueste con hambre o sed, o después de comer o beber demasiado.
  • Acuéstese en un colchón firme y con una almohada cómoda.
  • El dormitorio deberá estar oscuro, en silencio y tener una temperatura adecuada.
  • Evite el ejercicio 3 horas antes de la hora de irse a dormir.
  • Desconecte de las tensiones del día al menos 2 horas antes de acostarse. Para ello, es útil efectuar antes de cenar una breve sesión de repaso de las actividades para el día siguiente y cerrar los temas pendientes.
  • Establezca un ritual relajante antes de acostarse, como ponerse el pijama, leer algo poco estimulante, etc.
  • La cama es principalmente para dormir. Evite ver TV o uso de dispositivos móviles en la cama.
Si no puede dormirse en un tiempo corto
  • Intente mantener la calma.
  • Intente no mirar el reloj.
  • Si no logra relajarse, levántese y haga algo poco estimulante, como leer, y no regrese a la cama hasta que esté somnoliento.

En relación a los adolescentes
  • Negocie los límites: los adolescentes se resistirán, pero hay evidencia de que la ayuda de los padres para establecer límites en estas cuestiones es de ayuda para establecer el tiempo de descanso.
  • Fomente la coherencia con un ritmo natural de vigilia y descanso: es importante que su hijo adolescente se acueste más o menos a la misma hora todas las noches y que se acerque lo más posible a las 8-10 horas de sueño. También es importante para ellos seguir un horario similar, dentro de lo razonable, los fines de semana.
  • Limite el tiempo de pantallas: haga hincapié en la importancia de apagar todos los dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse. Las redes sociales también puede ser un lugar en el que  encontrar nuevas fuentes de ansiedad o conflictos que “ahuyenten” el sueño, por lo que su uso en esa hora previa al descanso puede dificultarlo.
  • Desaconseje el consumo de refrescos: los adolescentes son propensos a comer y beber en un horario alternativo, como un medio para autorregularse o para mantenerse despiertos, o simplemente porque les gustan.
  • Simplifique sus planes: los adolescentes necesitan que les ayude a establecer expectativas realistas sobre cuántas actividades pueden acometer sin agotarse.
  • Dé un buen ejemplo: modele buenos hábitos de sueño para sus adolescentes haciendo que el sueño forme parte de un estilo de vida saludable, como comer bien y practicar actividad física con regularidad.
  • Oriénteles sobre cómo organizar su trabajo de modo eficiente: muéstreles que usar períodos de tiempo cortos, bloques de 45 minutos con descansos de 10 minutos para despejar su cabeza, pueden hacerles estar más relajados y no acumular cansancio.
  • Hable con ellos sobre la importancia de dejar la cama para dormir:  es más fácil quedarse –y mantenerse– dormido si se asocia la cama con el sueño.
Escuchemos las señales del cuerpo: dormir mal es como una luz roja que se enciende y nos indica que algo no está funcionando bien. Es una oportunidad para reorientar el camino y buscar una ruta que sea compatible con nuestra personalidad, nuestros valores y nuestras metas.
Fuente: Sociedad Española del SueñoChild Mind InstituteAsociación Española dePediatría 

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