El sueño es tan importante para el desarrollo y el bienestar en la infancia y adolescencia como lo es la nutrición y la actividad física. La cantidad y la calidad del sueño afectan nuestra seguridad, lo alerta que nos sentimos, así como la memoria, los estados de ánimo, el comportamiento y nuestra capacidad para aprender. Cada familia tiene su nivel de tolerancia y sus propias creencias: no hay sistemas buenos ni malos, solo diferentes, aunque siempre hay que mostrar sensibilidad a las necesidades del niño/a y entender que hay circunstancias en que el sueño se trastorna (enfermedades, cambios o crisis familiares...).
Fomentar los buenos hábitos del sueño en estas etapas es beneficioso para toda la familia, podemos mejorarlo trazando un plan:
Por qué trabajar la higiene del sueño en la escuela.
La promoción de un estilo de vida saludable, sin duda, requiere de la colaboración permanente del profesorado, quien tiene oportunidad de desarrollar labores educativas, en lo referente al cuidado de la salud y, particularmente en la higiene del sueño.
Es imprescindible que los docentes enseñen a elaborar planes de autocuidado como el expuesto anteriormente y apoyen a los niños/as y adolescentes en la consecución de tales planes. Hay una experiencia realizada en dos escuelas en Australia del Sur, en la que se tomó como variable de cambio de conducta el efecto del aumento de conocimientos acerca del significado del buen dormir. La finalidad fue educar a los adolescentes en la promoción y mantenimiento de un estilo de vida saludable basado en un marco de terapia cognitivo-conductual. Para tal efecto, se realizaron cuatro clases de 50 minutos, durante un período de 4 semanas. Uno de los resultados más significativos se relacionó con la mejora del 81% de los casos que presentaban problemas de sueño, asociados al síndrome de fase retardada del sueño. Los datos se recogieron mediante un informe de pre y post test, además del seguimiento durante 6 semanas, en el que se utilizó un cuestionario en línea para ir confrontando los avances y el mantenimiento de las conductas saludables.
Para tal efecto, sería conveniente integrar en los planes formativos de los centros educativos, programas o actividades para promover la calidad del sueño en niños/as y adolescentes. Esto supone que los escolares no sólo adquieran los conocimientos adecuados, sino que desarrollen comportamientos autorregulatorios y tomen decisiones adecuadas en bien de la calidad de vida, que les otorga el buen dormir, por lo cual, las familias y el profesorado, entre otros actores sociales, deben adoptar conductas que contribuyan a preservar a los niños y adolescentes de situaciones que puedan generar presiones que dificulten el buen desarrollo del sueño.
Algunas actividades para trabajar en el aula relacionadas con la higiene del sueño Para regular los horarios y mantener la constancia en las horas de acostarse y levantarse.
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